Fiesta Grande en Casa Nostra de Butembo Butembo, 9 julio Dos jóvenes congoleñas, Desanges Katsuva y Sifa Kahindo, han hecho su consagración al Señor dentro del Instituto Secular Operarias Parroquiales de Magdalena Aulina, acompañadas por otras cinco jóvenes que han dado sus primeros pasos de pertenencia al Instituto. En la fotografía de arriba, todo el grupo de Casa Nostra de Butembo:
Divine, Sarah, Grace, Aimerencienne, Croyente, Sifa, Desanges, Annonciatte,
Mª Teresa, Pina Milana.
El pasado 9 de julio de 2016, en el marco del Año Centenario, en la República Democrática del Congo, precisamente en la ciudad de Butembo, se ha celebrado una solemne fiesta:
Dos jóvenes, Desanges Katsuva y Sifa Kahindo, han hecho su consagración al Señor dentro del Instituto Secular Operarias Parroquiales de Magdalena Aulina, acompañadas por otras cinco jóvenes que han dado sus primeros pasos de pertenencia al Instituto.
Ha sido una fiesta maravillosa, al propio estilo del pueblo africano: cantos, bailes, gozo profundo, con una enorme concurrencia de gente -parientes, amigos y muchísimos jóvenes- que se ha sumado para compartir, con los miembros del Instituto y con toda la Familia Auliniana, la misa solemne y el ágape fraterno.
La Directora General, en su breve, pero intensa estancia, ha podido visitar varias realidades de esa bendita tierra de misión, que lleva a cabo el Instituto Secular Magdalena Aulina, junto con la Asociación "Pilar Carreras" de España, y la Associazione "Giacomo Tavernese" de Italia.
Ha sido de enorme satisfacción ver la evolución positiva -en el plano físico, moral y de comportamientos- de los niños gravemente mal nutridos que han integrado el proyecto nutricional. Y también cómo han evolucionado las madres que aprovechan la formación de higiene y alimentación.
Es un signo tangible de la misericordia del Señor:
“Si la Obra vive de fe en la providencia, Dios la sostendrá por medio de manos generosas”, decía la SdD Magdalena Aulina. Y ésta es una realidad concreta y emocionante en esa bendita tierra de Butembo.
La semilla de la "encina = Aulina" ha encontrado un terreno fértil, abonado por el sacrifico y la pobreza material, y por la enorme riqueza espiritual y humana del pueblo de esa parte de África.
Por todos los frutos, por el gozo y las esperanzas:
Gracias, Señor. A ti nuestra alabanza eterna.
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