Como Marta y María
El centro de nuestra
vida espiritual es el amor a Cristo, con una especial devoción
a María, Madre del Redentor.
Nuestra vida de piedad está basada en las tres virtudes teologales:
fe, esperanza y caridad. Servimos a la Iglesia siguiendo las orientaciones
del Papa.
Magdalena Aulina quería que toda nuestra vida fuese una fusión entre contemplación
y acción: ser Martas y Marías. Una vida colmada de amor,
de darse y estar siempre en actitud de servicio; y esto sólo
es posible con una comprometida unión con Cristo.
Todo esto queda reflejado en nuestro escudo.
Nosotras, Operarias, desarrollamos la misión de evangelización
en el lugar donde vivimos, como lo quería la Fundadora, "sirviendo
las necesidades que surjan en la Iglesia", en medio de las realidades
de este mundo, mediante la promoción de un laicado consciente
de sus responsabilidades bautismales.
El móvil de Magdalena Aulina era "hacer Iglesia" promoviendo
la vida cristiana en las familias, pues ella decía que "sólo
con una renovada cristianización de las familias la sociedad
puede mejorar".
Decía también Magdalena Aulina en el año 1933:
"Procuremos que a nuestro alrededor florezca una atmósfera
de vida nueva y de auténtica práctica del Evangelio. El
Instituto, siguiendo a Cristo, invita a todos a la santificación
en su propio estado de vida, en su propio ambiente".
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