A campo abierto
En Banyoles El don que el Señor hizo a Magdalena Aulina fue el de intuir, a la luz
del Espíritu, un nuevo camino en la Iglesia: una vida consagrada
a Cristo para el bien del prójimo, pero vivida en el mundo "a
campo abierto", sin un hábito particular o una regla religiosa.
Como consagradas seculares, "nuestra vida ha de ser a campo abierto,
sin otro modo de sostenernos que elevando el corazón al cielo y
hundiendo fuertemente los pies en el terreno de la propia vocación"
(M. Aulina, 1937).
En este contexto,
ella pudo hacer realidad el "ven y sígueme" del Evangelio
y servir las necesidades que surgen en la Iglesia. "La mies es
mucha - dice el Maestro - los operarios pocos" (Mt 9,37).
Las Operarias del Instituto secular de Magdalena Aulina, viviendo en
grupos de vida fraterna o en sus propias casas, cuando sea conveniente,
están dispuestas a trabajar en las diversas necesidades del pueblo
de Dios.
Éste era el sueño de Magdalena desde su juventud, y lo
pudo ofrecer a Dios, como preciosa cosecha, cuando la llamó al
premio eterno el 15 de mayo de 1956.
Su Instituto desarrolla el apostolado, actualmente, el los siguientes
continentes y naciones:
- Europa: España, Italia y Francia.
- América: Puerto Rico y Paraguay.
- África: Guinea Ecuatorial y República Democrática
del Congo.
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